lunes, 22 de noviembre de 2010

El fantasma de Duendes.



Los verdinegros cayeron ante Hindú categóricamente y se despidieron del Nacional de clubes. En la final los de Don Torcuato recibirán a La Tablada de Córdoba, que se impuso ante La Plata en un vibrante encuentro.


Contundente. No le cabe otra definición. Así fue la victoria de Hindú sobre Duendes por un elocuente 36-16 para decretar su pase a la final del Torneo Nacional de Clubes y tomarse desquite del año pasado, cuando sucumbió ante el mismo contrincante en la instancia decisiva del mismo torneo.

A pesar que los locales hicieron de su cesped un reducto inexpugnable, los de Don Torcuato plasmaron en el juego lo pactado de antemano y redondearon una tarde perfecta, con la prestancia que lo singulariza en los encuentros finales.

Hindú salió a jugar decidido a imponer su repertorio y a asfixiar a Duendes en todos los aspectos del juego. Buena obtención y pelotas claras, merced de la determinante labor de sus forwards, catapultaron al visitante al dominio del partido y al control de las acciones. Así, Duendes se vio obligado a defender constantemente y a frenar las sucesivas incursiones del contrario a fuerza de infracciones que Joaquín Diaz Bonilla - La figura del encuentro- supo capitalizar, para marcar puntos cada vez que se pisaba más allá de la mitad de la cancha. Del otro lado, Mateo Escalante tambíen anduvo derecho en los envios a los postes, para mantener a Duendes en partido y a tiro de cualquier anotación para pasar al frente.

En la primera situación de franco ataque, los de Don Torcuato tuvieron premio. Fue Francisco Bosch, quien desembocó en el in-goal "verdulero", tras una soberbia incursión individual en la que nadie pudo frenarlo.

10-9 ganaba Hindú, cuando Román "Pitu" Miralles se elevó y consiguió una pelota dividida para iniciar una réplica contundente que terminaría con Juan Rapuzzi zambulliendose en la bandera derecha tras una interminable corrida de 60 metros. Sólo restó un penal de Diaz Bonilla para irse al descanso. Ganaban los locales por 16-13 y todo indicaba que la paridad seguiría en escena.

Pero fue en el segundo parcial donde las diferencias se agudizaron. Hindú sacó rédito de su preeminencia física y sometió al campeón defensor cada vez que pudo. Duendes entró en desesperación y los tres amonestados -Imhoff, Rapuzzi y Miralles- hablan a las claras de que al local no le sienta bien no tomar las riendas del match. Los de Don Torcuato supieron canalizar el nerviosismo contrario y se aprovecharon de su mal pasaje para establecer un margen inasequible: los tries de Delguy y Bosch, cerraron el partido por adelantado.

De ahí en más Duendes fue un mar de dudas. Impreciso, nervioso y carente de ese juego integral que lo colocó en el Olimpo del rugby nacional, el conjunto verdinegro apeló a la garra más que al juego en sí y no encontró ningún dividendo en cada una de sus arremetidas en campo rival.

El pitazo final del cordobés Mancuso le puso fin al año competitivo de Duendes ,con el título local bajo el brazo, y tambíen a la posibilidad de revalidarse su condición de campeón Nacional y retener el cetro por segundo año consecutivo y por tercera ocasión en su rica historia.

Hindú jugó tan bien como leyó el juego previamente. Supo explotar las falencias del rival y redobló la apuesta estrátégica jugando como a Duendes no le gusta: siendo protagonista,
saliendo a buscar el partido desde el minuto 0 y con una disciplina que lo mantuvo en inintermitente equilibrio a lo largo del partido. El conjunto visitante dio cátedra y encontró en Nicolas Fernandez Miranda el director de una orquesta en perfecta armonía.

Sólo resta un paso para los de Don Torcuato. El Sábado venidero medirán fuerzas con el campeón del Torneo del Interior, La Tablada de Córdoba, que hizo lo propio al imponerse en un partido sin concesiones al subcampeón bonaerense, La Plata, por un apretado 21-18 en tiempo extra.

El Nacional busca campeón y, por lo visto, Hindú se erige como el gran candidato a conquistarlo y sumar su quinta corona, récord que ostenta junto al SIC.

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